¿Qué es una «buena escuela»? un ensayo definicional
¿Qué es una «buena escuela»? un ensayo
definicional.
Como un humilde homenaje a los 25 años de creación de la Universidad Tecnológica Fidel Velázquez
Como un humilde homenaje a los 25 años de creación de la Universidad Tecnológica Fidel Velázquez
Dr. Jesús Heras Ramírez
De acuerdo con la pregunta planteada para desarrollar un breve ensayo sobre cuál es una prioridad clave que determina que una escuela sea considerada como «buena». Se pide que describa por qué se cree que esta es una prioridad importante, especialmente en relación con su contexto y publique su respuesta en el informe de la cuarta semana del curso internacional: “What future for education?” el cual, es impartido por el Institute Of Education (IOE) de la University College London (UCL) que pertenece a la London University.
Uno de los primeros problemas que me he formulado en mi
experiencia docente y como investigador educativo, es tratar de definir ¿cuál
es el factor clave que determina que una escuela sea considerada socialmente
como «buena»? Particularmente,
considero que son seis los ejes problematizadores que definen una posible
matriz de significación compleja[1] para delimitar lo que
socialmente se considera como una «buena escuela» (ver Fig. 1. Ejes
problematizadores de una matriz de significación compleja definitoria del
concepto de «buena» escuela).
Como se puede
referenciar, este proceso de significación social es una tarea compleja, la
cual puede ser explicada teórica y metodológicamente por la existencia seis
nodos articuladores, entretejidos mediante una «red lógica~conceptual», desde la cual, se configura, se instituye
y se institucionaliza socialmente el concepto de una «buena
escuela». De este modo, los nodos articuladores de sentido y de
significación son los siguientes:
1. El sentido y el significado otorgado por la lógica de su
legitimidad legal e institucional;
2. El sentido y el significado de su historicidad como espacio
societario;
3. El sentido y el significado de la lógica de su saber curricular,
sus modelos de organización del conocimiento y sus procesos formativos;
4. El sentido y el significado de la lógica de sus métodos, sus
técnicas y herramientas de trabajo institucional y de sus modelos de gestión
del conocimiento;
5. El sentido y el significado de la lógica de su función social y
de su funcionalidad sistémica y estructural; y, finalmente,
6. El sentido y el significado de la lógica de sus conflictos y
tensiones tanto internas como externas.El orden implicado en esta matriz de significación compleja se moviliza a modo de una simetría rotacional[2]
hologramática/escópico/nómica, dialógica y, recursiva, y, desde esta
perspectiva, opera como la «idea fuerza»[3]
que instituye e institucionaliza dicha connotación conceptual, lo que permite a
todos los actores participantes en ese mundo particular auto~eco~organizarse
frente a los propósitos y objetivos del proyecto educativo.
Es hologramática, en el sentido de que, en
esta matriz de significación compleja se ordenan las ideas fuerza implicadas
como un todo, en dónde la lógica de cada una de las ideas social y
conceptualmente definidas está el todo.
Es escópico, en tanto instituye e
institucionaliza «la
mirada» en torno a la «realidad escolar», y, a modo de «régimen escópico», pauta las representaciones
sociales de los actores participantes del proyecto educativo, suturando la
conciencia social como la «epistemología» de lo escolar.
Es nómica, porque satura la conciencia y la actuación
de los sujetos participes del proyecto escolar a modo de sentencia «ética~estética
y moral» instituyendo los juicios relacionados con el desempeño, la
conducta y la actuación de los actores partícipes del proyecto escolar, desde
donde se instituyen los límites y alcances de las «ideas fuerza»
institucionalizadas.
Fig. 1. Ejes problematizadores de una matriz de significación compleja
definitoria del concepto de «buena» escuela. Autor: Jesús G. Heras Ramírez
Desde esta perspectiva de análisis, se exponen algunas de
las reflexiones que esta cuarta semana me ha generado en relación con el
contexto de un proyecto educativo al que fui invitado en diciembre de 1994 como
parte del equipo fundador de la Universidad Tecnológica Fidel Velásquez, cuyo
modelo educativo representó un nuevo campo de experiencias y un nuevo horizonte
de expectativas en el contexto de la educación superior en México: la creación
de las Universidades Tecnológicas.
Fue en la administración del presidente Carlos Salinas de
Gortari, en el contexto del Plan Nacional para la Modernización Educativa
y con la expedición de la nueva Ley General de Educación —la cual sustituyó a
la Ley Federal de Educación—, cuyo enfoque se centraba en los requerimientos
del Tratado de Libre Comercio (TLC), suscrito con Estados Unidos y Canadá,
mismo que en 1991 dio origen a la creación de las primeras Universidades
Tecnológicas.
En 1989, la Secretaria de Educación Pública[1]
inició un programa de evaluación y mejoramiento de la educación superior, el
cual comprendía el quehacer de las universidades e instituciones de educación
superior públicas en México, tanto federales como estatales. A partir del diagnóstico
referenciado, se emprendió el estudio sobre nuevas opciones de educación
superior, tal como se plantó en el Programa de Modernización Educativa
1989-1994.
Con base en las experiencias de algunos países como Francia,
Estados Unidos, Alemania, Gran Bretaña y Japón, y con el apoyo de los
documentos preparados por la Subsecretaría de Educación e Investigación
Tecnológica, la UNAM y el Prof. Philip Coombs[2],
el Secretario de Educación Pública decidió la realización de un proyecto que,
con los antecedentes mencionados y a través de estudios específicos, permitiera
la definición de un modelo pedagógico de características tales, que permitiera
crear una nueva opción de educación superior. (SEP, 1991, p. 2)[3]
Para la creación del modelo educativo de las Universidades
Tecnológicas, la SEP tomó como referencia las experiencias educativas exitosas
en los países con los más altos indicadores de crecimiento y desarrollo económico-tecnológico
en el campo de la formación de profesionales formados mediante proyectos
educativos vinculados con los sectores productivos y de servicios, tomando como
referentes los Technical College, en EUA; la de las escuelas Semangokko, en Japón; el Fachschulen
(Universidad de Ciencias Aplicadas), en Alemania),
la Polytechnic (Gran Bretaña). y el de los Institute Universitaire de
Technologie, en Francia. Se optó como modelo de referencia para la creación
de las Universidades Tecnológicas, este último.
Como resultado de los diversos estudios que se realizaron en
México, en 1991 se crearon las tres primeras Universidades Tecnológicas; la UT
de Aguascalientes, la UT de Nezahualcóyotl, en el Estado de México y la UT de
Tula-Tepeji, en el Estado de Hidalgo.
De septiembre de 1994 a septiembre de 1995, se desarrolló la
segunda etapa de creación de las nuevas Universidades Tocológicas: la Universidad
Tecnológica del Norte de Guanajuato (UTNG), en Dolores Hidalgo, Guanajuato;
la Universidad Tecnológica del Estado de Querétaro, (UTEQ), en Querétaro, Querétaro; la Universidad Tecnológica Fidel Velázquez,[4] (UTFV)[5] en el municipio de Nicolás
Romero, Estado de México,[6] y la Universidad
Tecnológica de Tulancingo, (UTT), en el Estado de Hidalgo, la cual inicio
actividades hasta el 4 de septiembre de 1995
El contexto de mi participación en el proyecto de
fundación Universidad Tecnológica Fidel Velázquez.
La Universidad fue inaugurada el 9 de enero de 1995, en una
hermosa zona de bosque de pino-encino, en el cual se ubicaba la Hacienda de la
Encarnación, una rica hacienda productiva fundada durante la época novohispana
cuyo dueño fue Alfonso de Bracamontes y Dávalos Conde de Miravalle, dueño más
de 18 mil hectáreas.
Antes de la inauguración, el equipo fundador trabajamos en
unas pequeñas oficinas cercanas al palacio municipal, debido a los arreglos que
se estaban realizando al viejo casco de la Ex – Hacienda de la Encarnación
(véase Fig. 2. Vista panorámica), para su habilitación como espacio que
alojaría a la UTFV.
Fig. 2. Vista
panorámica de la ex – Hacienda la Encarnación. Diciembre de 1994. Foto del
archivo personal Jesús Heras R.
Las dos primeras tareas en las que participé como
profesor-investigador fue la de entrevistar a los estudiantes que presentaron
el examen de admisión para ingresar a realizar sus estudios como Técnicos
Superiores Universitarios en Informática; y la segunda, fue, recibir e
inventariar los primeros 25 equipos de cómputo personal, destinados al primer
laboratorio de la División de Informática. Como aún no existía un espacio
apropiado en la ex-Hacienda, el presidente municipal de Villa Nicolás Romero[1],
el C. Fidel Chávez Guzmán, le autorizó al Dr. Guillermo Saavedra Arredondo –
rector fundador – utilizar un pequeño almacén de la presidencia municipal para
alojar en ese espacio el equipo de cómputo destinado a la universidad.
Quiero hacer notar que, el día 20 de diciembre de 1994, se
producía lo que se conoció posteriormente como el «error de diciembre»
momento en que la economía mexicana en trono en una profunda crisis al
devaluarse la moneda. Este acontecimiento en el ámbito económico afectó
profundamente el inicio de las operaciones de la UTFV.[2]
Para el miércoles 21 de diciembre, tenía instrucciones del
rector para recibir el equipo de cómputo correspondiente y ponerlo a resguardo
en el almacén que para tal propósito proporcionó el presidente municipal. En la
explanada del municipio, se empezaba a congregar un gran número de personas –
calculo que eran aproximadamente entre 500/600 personas – quienes estaban
protestando airadamente en contra del proyecto de creación de la UTFV, pues
señalaban que, se estaba engañando a los jóvenes con la creación de una
“supuesta universidad” en este municipio Uno de los oradores en ese mitin de
protesta, criticaba que como era posible que en ese viejo casco de hacienda
abandonado por tantos años – se refería a la Ex-Hacienda de la Encarnación – se
fuera a crear una universidad. Otro de los oradores ponía particular énfasis en
criticar el nombre propuesto para designar a la universidad: “Fidel Velázquez
no merece que se ponga su nombre a una universidad, pues es el Charro[3]
Mayor del país.”
Por mi parte – debido a que, conocía los detalles del modelo
educativo, el cual había estudiado detenidamente en el llamado “Libro Azul” –,
deseaba explicarle a la multitud que, desde mi humilde opinión como académico
de la UTFV, que, este modelo de universidad me parecía profundamente innovador,
y, sin duda, una opción para que, los jóvenes de la región cercana a la
universidad, sobre todo, para aquellos estudiantes de menores recursos
económicos, de modo que, esta universidad representaba una opción importante
para que sus hijos tuvieran acceso a una educación superior de calidad, con
altas posibilidades de vincularse al sector productivo en su proceso de
formación universitaria, lo que les permitiría el acceso a empleos mejor
pagados, sobre todo, con altas posibilidades de contratación debido a su perfil
profesional a desarrollar desde esta nueva perspectiva innovadora en la
educación superior en nuestro país. Sin embargo, me abstuve de hacerlo debido a
que las personas se encontraban verdaderamente enojadas al manifestarse en
contra del proyecto de creación de la UTFV, y tomé la decisión de actuar con
prudencia, y dejar que, mi futuro desempeño como docente, marcara la diferencia
al trabajar a favor de los jóvenes desde este nuevo proyecto educativo.
Se iniciaron actividades
académicas con 155 alumnos que constituyeron la matrícula de la primera
generación, constituida por tres carreras de este innovador modelo educativo para
formar al Técnico Superior Universitario en: Administración, Informática,
así como Mantenimiento Industrial (véase Fig. 3. Inicio de clases).
Fig. 3. Inicio de
clases en uno de los espacios de la ex – hacienda habilitados para el uso de
los estudiantes y académicos de la División Académica de Informática. Enero de
1995. Foto: archivo personal Jesús Heras R.
La UTFV[1]
inició actividades el 9 de enero de 1995, con 155 alumnos que constituyeron la
matrícula inicial de la primera generación de Administración, Informática y
Mantenimiento Industrial. La procedencia de los estudiantes de nuevo ingreso correspondía
principalmente a cuatro municipios del Estado de México: Nicolás Romero,
Atizapán, Tlalnepantla y Naucalpan.
En la primera generación de estudiantes 1995-1997, participó
un importante grupo proveniente del estado de Sinaloa, quienes fueron becados
por la CTM, a través del Senador de la República Juan Sigfrido Millán Lizárraga,
quien se desempeñaba como Secretario de Educación de la central obrera.
Posteriormente, en las siguientes generaciones se fueron incorporando jóvenes de
otros municipios de la zona conurbada del norponiente del Estado de México, tales
como Cuautitlán Izcalli, Cuautitlán México, Tultitlán, Villa del Carbón, Tlazala,
Isidro Favela, Huixquilucan, incluso, de algunas las delegaciones del norte de
la Ciudad de México, tales como Azcapotzalco, Miguel Hidalgo y Gustavo A.
Madero.
El campus de la UTFV se integró con un espacio de 50
hectáreas, en los cuales se fue desarrollando la nueva infraestructura arquitectónica,
en donde el antiguo caso de la hacienda se instituyo como su patrimonio histórico
(véase Fig. 4. Acceso principal a la UTFV en 1995).
Fig. 4. Acceso principal
a la UTFV en 1995. Foto: archivo personal Jesús Heras Ramírez.
La UTFV se instituyo como espacio de formación académica y
profesional como «la
máxima casa de estudios»
del municipio de Nicolás Romero, el cual se ubica geográficamente al nororiente
del Valle de México, formando parte de la Zona Metropolitana del Valle de
México. Durante el tiempo que estuve al frente de la División Académica de
Informática trabajé en los periodos de dos rectores: el Dr. Guillermo Saavedra
Arredondo (1995-2003), y el C. Ricardo Puente Ávila (2003-2007).[1]
Principales características del modelo educativo[2]
Se pueden especificar como los rasgos más significativos de
este modelo educativo los siguientes.Un
programa de educación Intensiva posterior al bachillerato, a cursar en dos
(organizado en seis cuatrimestres).
- Diseño
de carreras profesionales que responden directamente a las necesidades de
las empresas (sus contenidos curriculares se reestructuran cada dos años
para garantizar la incorporación de nuevos avances tecnológicos[3],
particularmente, en la División Académica de Informática).
- Un
programa educativo orientado a los criterios de calidad académica: exámenes de admisión pertinentes,
estructura curricular basada en el desempeño del saber (30%), del saber
hacer (70%) y una ponderación adicional del 10% (+/-) orientada al saber
ser del estudiantes; docentes investigadores con grado de maestría y
experiencia laboral en el sector productivo, profesores de asignatura con
una sólida experiencia en el ámbito laboral, laboratorios y talleres de
primera, dedicación de tiempo completo de los alumnos en un solo turno.
- Programas
educativos fuerte vinculados al sector productivo de la región.
- Garantizar
la continuidad de estudios de licenciatura para la obtención de un segundo
título universitario.
Desde la fundación de estas universidades, se puso especial énfasis
en los atributos configuradores de la identidad institucional que caracteriza su
modelo pedagógico, de acuerdo con los fundamentos expresados en el “Libro Azul” se
expresan los siguientes:[4]
·
Calidad educativa. Sólo
se aceptan egresados de bachillerato que aprueben un examen de conocimientos y
los criterios establecidos en las entrevistas personalizadas con el propósito
de diagnosticar capacidades, habilidades y competencias a desarrollar y
potenciar durante sus estudios universitarios. El modelo prevé la contratación
de profesores-investigadores de tiempo completo, la mayor parte del personal
docente serán de asignatura, procurando contratar a los profesionales que en
las empresas desempeñan funciones correspondientes a la materia impartida. Para
conseguir docentes de alto desempeño se plantea pagar salarios razonables y
atractivos a la zona de influencia de cada UT.
·
Pertinencia. Las
carreras que se ofrecen, así como de los contenidos curriculares y métodos de
intervención docente para el logro de los aprendizajes deben mantener los criterios
de pertinencia con relación a las necesidades reales de las empresas del
entorno de cada UT al sector productivo y de bienes y servicios.
·
Vinculación. Diseños curriculares que posibiliten la
realización de estancias y estadías en el sector productivo, de bienes y
servicios como parte significativa de la formación profesional del Técnico
Superior Universitario.
·
Intensidad.
Las actividades escolares son de tiempo completo (7 horas diarias, cinco días a
la semana, 15 semanas por cuatrimestre, tres cuatrimestres por año, dos años de
estudios que en total representan 3,000 horas)[5].
·
Continuidad. Un diseño curricular que permita dar
continuidad para que el Técnico Superior Universitario pueda realizar estudios
posteriores en diversas instituciones de educación superior en México y el
extranjero.
·
Polivalencia. Un diseño curricular orientado a
una formación profesional en uno o varios campos de actividades existentes en
diversos procesos productivos, o en actividades generales aplicables a todas
las ramas de la producción.
·
Flexibilidad.
Eficiente diseño curricular que admita la incorporación de los continuos cambios tecnológicos y científicos.
Misión y
visión Académica de la División de Informática durante el periodo 1995-2004[6]
Misión. Contribuir al desarrollo integral de las habilidades, cualidades y capacidades de sus
estudiantes, en los ámbitos intelectual, humano y sociocultural, para formar Técnicos
Superiores Universitarios en Informática, con una formación coherente entre el saber, el saber hacer y el saber ser,
de modo que, desde esta perspectiva, participe activamente en su transformación
individual, de la sociedad y del sector productivo en donde se desempeñe
profesionalmente.
Visión. Ser
una carrera con reconocimiento nacional e internacional por:
a) Su excelencia curricular en la formación de Técnicos Superiores
Universitarios en Informática.
b) Contar con una plataforma tecnológica moderna, acorde con el
desarrollo y los cambios producidos en el campo de las tecnologías de
información.
c) Contar con un cuerpo docente y de asistencia tecnológica con un
desempeño de calidad, pertinencia tecnológica y científica, comprometido con la
formación profesional de los estudiantes de la División Académica de
Informática.
Objetivo del
Proyecto Curricular de la Carrera de TSU en Informática[7]
·
Formar Técnicos Superiores
Universitarios en Informática, bajo parámetros de excelencia tecnológica,
científica y sociocultural que contribuyan al desarrollo del sector productivo
de bienes y servicios de la zona de influencia de la Universidad y del país.
Arquitectura
académica del Programa Educativo de Técnico Superior Universitario en
Informática en la UTFV[8]
El diseño curricular está conformado por cuatro grandes
áreas que denotan y connotan la arquitectura académica del programa (ver Fig. 5).
Figura 5. Arquitectura curricular del programa
educativo del TSU en Informática. Tomado de: Heras, Jesús. (1996). Introducción
al modelo educativo de las Universidades Tecnológicas. Carpeta de formación
académica de la División de Informática UTFV. (material interno de trabajo).
Articuladas mediante tres grandes ejes articuladores del
saber (30%) y del saber hacer (70%) que connotan los contenidos curriculares
(ver Fig. 6)
Figura 6. Ejes
articuladores de la arquitectura curricular del programa de TSU en Informática.
Tomada
de: Heras, Jesús. (1996). Introducción al modelo educativo de las
Universidades Tecnológicas. Carpeta de formación académica de la División de
Informática UTFV. (material interno de trabajo).
La arquitectura curricular de las unidades de aprendizaje de
cada curso que se imparte en el programa de estudios se desarrolla a lo largo
de seis cuatrimestres, con trabajo en aulas y laboratorios, en los cuales se
cubren alrededor de 37 asignaturas con más de 3000 horas (ver Fig. 7).
Figura 7. Estructura
curricular programática distribuida en seis cuatrimestres a cursar de modo
intensivo. Tomado de:
Heras, Jesús. (1996). Introducción al modelo educativo de las Universidades
Tecnológicas. Carpeta de formación académica de la División de Informática
UTFV. (material interno de trabajo).
Condicionantes
curriculares tetramestrales para la operación pedagógica del modelo educativo
para la formación del Técnico Superior Universitario en Informática en la UTFV[1]
El funcionamiento tetramestral del modelo educativo, sintetiza
la visión y los lineamientos normativos, las políticas curriculares de su
instrumentación de modo que, su enunciación sintética permita ajustar cada uno
de los tetramestres sea diseñando de modo pertinente a los atributos que
distinguen este proyecto educativo, de acuerdo con los procesos sociales y
productivos que caracterizan a cada región de influencia de las UTs, orientando
el trabajo académico hacia los estándares y tendencias previsibles para el
futuro económico y social de influencia de la universidad.
La planificación, programación y la
organización del trabajo académico
tetramestral debe responder a la situación planteada por los avances
científicos y tecnológicos regionales y nacionales, asumiendo los retos que
presenta una planificación flexible, de acuerdo con los atributos que
caracterizan este modelo educativo, y la situación particular de la educación
superior actual, con el propósito de dar
respuesta a las necesidades y las aspiraciones de los jóvenes que egresan del
bachillerato en la región de influencia de la UT de que se trate (ver Fig. 8)
Figura. 8. Planificación, programación y organización
tetramestral del trabajo académico en la División Académica de Informática
UTFV. Tomado de: Heras, Jesús. (1996).
Introducción al modelo educativo de las Universidades Tecnológicas. Carpeta de
formación académica de la División de Informática UTFV. (material interno de
trabajo).
Pero
entonces, que es una «buena
escuela» ¿Cuáles son los factores críticos de éxito que determinan
que una escuela sea considerada como «buena»? Caminando por contextos de nuevos
aprendizajes y saberes educativos
Cuando tuve contacto por primera vez con el equipo fundador
de este proyecto educativo[1],
nunca imaginé el impacto tan positivo y transformador que operaría en mi
trayectoria académica, pero, particularmente, en mi concepción del mundo y de
la vida. Debo confesar que, el nombre de la Universidad Tecnológica Fidel
Velázquez me causaba un profundo malestar, llegando incluso a estados
emocionales de repugnancia, debido a que, este personaje político representaba
para mí, la síntesis de lo peor del sistema político mexicano: corrupción,
violencia, autoritarismo, traición, y otros calificativos más.
Durante la entrevista de trabajo, se mostraron interesados
en mi experiencia laboral, educativa, pero, sobre todo, en mi formación
académica y tecnológica. En septiembre de 1994 me encontraba laborando como
administrador de la base de datos de los trabajadores sindicalizados de
Petróleos Mexicanos (Pemex), con un sueldo mensual bastante decoroso, el más
alto que había logrado yo en toda mi trayectoria laboral.
Por estas razones, la
de orden político, la cual guardé en lo más profundo de mi conciencia, y, la de
orden económico, puesto que, el sueldo inicial que me ofrecían para
incorporarme como profesor investigador, representaba la tercera parte de lo
que yo actualmente ganaba, lo que me permitió aclarar que no andaba en busca de
un nuevo trabajo, pero sin duda, el proyecto educativo me parecía muy
interesante e innovador, y que representaba para mí un gran reto de
transformación personal y profesional si era contratado para tal propósito.
Finalmente fui contratado para incorporarme como profesor
investigador a la División Académica de Informática, a partir del día 12 de
diciembre de 1994, por lo cual, tuve que presentar mi renuncia en Pemex a
partir del 16 de diciembre de ese mismo año (ver Fig. 9. ¿En ese castillo
trabajas papá?)
Fig. 9. ¿En ese
castillo trabajas papá?[1]Fachada del viejo caso de la ex – hacienda de la
Encarnación. Diciembre de 1994.
Foto recuperada del archivo personal Jesús Heras R.
A
partir de ese momento, se abrió ante mí un mundo maravilloso constituido por un
espacio histórico que guarda las huellas indelebles de quienes crearon,
desarrollaron y preservaron este importante legado que muestra la riqueza
económica, social y cultural de esta región del Estado de México.
Cuando
alguien me preguntó: ¿para qué sirve esta nueva universidad?, Mi respuesta fue
profundamente meditada, pues en el fondo de mi ser y de mi conciencia se había
que estaba frente a un nuevo proyecto educativo y social de granes alcances.
«Esta universidad sirve para
contribuir a generar riqueza – respondí a mi interlocutor –; esta universidad sirve para
contribuir a generar empleos; esta universidad sirve para contribuir a generar
una nueva cultura social. En síntesis, esta universidad sirve para contribuir a
transformar las vidas de los jóvenes que deseen ingresar a sus aulas, porque
aprenderán que la educación sirve para generar cultura, para generar empleos y
para generar riqueza».
Terminé
mi comentario fundamentando que esto es lo que representaba para mí la
definición de una «buena escuela», a condición de que en este espacio
educativo se expresara la más amplia libertad para aprender, para transformar,
para lograr la realización de las nuevas ideas y de los nuevos proyectos que
nuestro país tanto necesita.
Durante
los ocho años que estuve al frente como director de la División Académica de
Informática en la UTFV, comprendí cuál es el factor crítico de éxito para
lograr una educación de excelencia, que esté al servicio de la transformación
de la juventud y que se proponga expandir mediante un proyecto educativo el
campo de experiencias y los horizontes de expectativas de los jóvenes
rechazados por las grandes universidades tradicionales de mi país, quienes
además de cargar con el estigma social de ser «un rechazado», materialmente sean marginados
de las oportunidades de empleo, el cual les es negado por la falta de «preparación».
Si uno
pudiera documentar cuantos sueños juveniles perdidos, cuantas esperanzas rotas,
cuantas oportunidades de empleo y de mejora se han quedado en el camino por
falta de oportunidades educativas, pero, sobre todo, por la falta de un
proyecto universitario innovador que pueda ser la plataforma de oportunidades
para que estos jóvenes – los olvidados de siempre – aspiren a mejorar sus
condiciones de vida y las de sus familias.
Aprendí
que, para lograr transferir del papel de un proyecto innovador a la vida real
del quehacer cotidiano de la vida universitaria son dos componentes fundamentales
los que constituyen, sin duda, los factores críticos de éxito para el logro de
los propósitos, de las metas, de los objetivos, de la misión y de la visión que
nos trazamos como equipo fundador:
1. La gestión
educativa y la gobernanza institucional[1];
2. La gestión
académica centrada en los aprendizajes, la investigación y la formación
profesional tecnológica de alto nivel.
Con respecto al primer componente, el Rector fundador, el
Dr. Guillermo Saavedra Arredondo jugó un papel de primer nivel, al realizar las
gestiones pertinentes – no siempre fáciles, frente a los oídos sordos de las
estructuras burocráticas del gobierno Estatal – para contar con un presupuesto
universitario que permitiera alcanzar la excelencia en cuanto a la
infraestructura tecnológica necesaria para el logro de los aprendizajes
correspondientes a las diferentes carreras ofertadas por la universidad; al
pasar de ocupar unas aulas improvisadas en los semi derruidos y ruinosos
espacios que conformaban el antiguo casco de la hacienda – en los cuales al
inicio de las actividades académicas en enero de 1995, no existían ni servicios
sanitarios ni energía eléctrica necesarios para el desarrollo de las
actividades cotidianas –, a pasar a ocupar los nuevos edificios e
instalaciones, modernamente equipados.
La gobernanza del proyecto institucional, el
Dr. Guillermo Saavedra Arredondo – un hombre de grandes talentos y de enormes
sensibilidades sociales – siempre se condujo con un profundo respeto y con una
gran vocación democrática y transformadora, como garantía de una sana
conducción de este nuevo proyecto universitario. Durante los ocho años que lo traté
como rector, siempre conté con su decidido apoyo, con sus sabios consejos y
recomendaciones. A pesar de ser una persona mayor, siempre mantenía la frescura
de las nuevas ideas, de las innovaciones, de las nuevas lecturas orientadoras
hacia los cambios educativos, con el propósito de que nos mantuvieran siempre
en el espíritu de este nuevo modelo educativo.
Con respecto al segundo punto, desde la perspectiva de la
gestión académica, me impuse como tarea el que la División Académica de
Informática contara con las más avanzadas plataformas tecnológicas en cuanto a
telecomunicaciones, equipos de cómputo y software. Fue así que, me correspondió
diseñar, planificar y desarrollar la red universitaria de cómputo, la cual
estaba conformada por un tendido de fibra óptica, equipos de enrutamiento de la
más alta calidad, un ancho de banda de 2.4 megabits, así como el equipamiento
del Site, para la administración de la red con los más altos estándares
tecnológicos, en los cuales se alojaba una granja de servidores. Se contaba con
cinco laboratorios de cómputo especializados para los aprendizajes de los
sistemas operativos – principalmente las plataformas de los sistemas operativos
Unix de Sun Microsystems y
DGUX –; laboratorio de Leguajes de Programación en donde se alojaban lenguajes
como C++, Pascal, Java, entre otros; Laboratorio de Bases de Datos, orientado
al aprendizaje y desarrollo de sistemas de información con tecnología Oracle;
Laboratorio de informática Básica, en donde los estudiantes aprendían a usar
diversas herramientas de productividad y aplicaciones empresariales;
Laboratorio de Redes de Cómputo y Comunicaciones, así como un Laboratorio
Especializado para vincular la formación universitaria con el campo laboral
empresarial.
Desde luego, el lograr conformar una visión tecnológica que
nos permitiera transitar exitosamente en el largo plazo, ante un cambiante
mundo tecnológico que se movía a pasos agigantados, no fue nada fácil. Contar
con una plataforma tecnológica de tal naturaleza, le permitió a la División Académica
de Informática de la UTFV, posicionarse como una de las mejor equipadas a nivel
nacional.
Esto permitió que, el sector productivo de la zona de
influencia de nuestra universidad[2] contratara
a nuestros egresados, incluso, en muchos casos, antes de que terminaran su
estadía en el ámbito empresarial.
Debido a la estrecha vinculación que existía entre la
División Académica De informática de la UTFV con el sector productivo de la
zona de influencia, y, particularmente, con las empresas desarrolladoras de
software, se logró articular un proyecto para desarrollar una Fábrica de
Software en las instalaciones de la universidad. Esto fue posible por la
confianza en el proyecto tecnológico de la División Académica de Informática,
con empresas del área de las tecnologías de la información líderes en su ramo –
empresas como Oracle de México, Cisco Systems, Sun Microsystems, Data General, entre otras –, las empresas
desarrolladoras de software y la universidad. Para la etapa de mayor madurez y
desarrollo de esta Fábrica de Software denominada “La Era”, se tenía previsto
exportar desarrollos y productos de software hacia los mercados de las
tecnologías de información en los Estados Unidos de América por un monto
equivalente a más de 5 mmd, generando empleo para más de 2,500 desarrolladores
de software egresados de la UTFV.
Pero sin duda, además de contar con unas modernas
instalaciones, con una plataforma de cómputo, de comunicaciones y de software
del más alto nivel tecnológico, el principal factor crítico al que me enfrenté
fue la integración de un equipo de trabajo – tanto académico, de soporte
técnico y apoyo secretarial – que respondiera íntegramente a la visión plasmada
en los proyectos fundacionales.
En este sentido, en la búsqueda, la contratación y la integración
de un equipo de trabajo de alto desempeño académico, fue el área más crítica y
donde cometí una gran cantidad de errores, al incorporar al proceso de
formación de los técnicos superiores universitarios en informática, a personal
académico, que en muchos de los casos, no respondían a la lógica de este
proyecto innovador pues en diferentes ocasiones, se trataba de personal que
sólo andaba en busca de un trabajo – lo cual era totalmente legítimo –, sin
mayor compromiso que el cubrir un horario y recibir un sueldo al respecto.
Siempre se privilegió que, el personal académico y de apoyo
contratado tuviera las condiciones para lograr posicionarse en un rango de alta
especialización en el campo de las tecnologías de información, la docencia y la
investigación. Se promovió siempre – en la medida que lo permitía el
presupuesto universitario – fortalecer la más alta capacitación del personal
docente en el ámbito de la ingeniería de software, las redes de cómputo y
telecomunicaciones, y el alto desempeño en la administración de bienes y
servicios informáticos.
A
partir del año de 1996, (ver Figura 10) intensifiqué el trabajo
de formación de un equipo académico de alto desempeño, sobre todo, que
estuviera dispuesto a asumir el compromiso de la vinculación de los
aprendizajes universitarios en el campo de las tecnologías de información con
los requerimientos y necesidades de los sectores productivos y de bienes y
servicios, en donde nuestros estudiantes realizaban sus proyectos de formación
complementaria a la universidad, a través de estancias y estadías en las
empresas, con el propósito de consolidar su formación universitaria.
Figura 10. Personal Académico y de Apoyo
Tecnológico de la División Académica de Informática de la Universidad
Tecnológica Fidel Velázquez. 9 de enero de 1996. Al centro, en la primera fila,
Jesús Heras Ramírez, director de la División Académica de Informática. Foto:
archivo personal Jesús Heras Ramírez.
Foto Mtro. Jesús Heras Ramírez. Director de la División Académica de Informática en la Universidad Tecnológica Fidel Velázquez. 1995-2003.
Referencias
bibliográficas
Morin, E. (2009). El Método 3. El conocimiento del conocimiento. (6ª.
ed.). Col. Teorema Serie Mayor. Madrid: Cátedra/Teorema.
SEP. (Agosto de 1991). Universidad Tecnológica. Una nueva opción
educativa para la formación profesional a nivel superior. México: SEP. “El libro Azul”.
[1] En
este punto es pertinente destacar la importante labor desarrollada por el Ing.
Roberto Torres quien se desempeñaba como director de obras públicas en el
gobierno municipal. Fue el encargado desde la oficina de gobierno de abrir las
nuevas vialidades que permitían el acceso a la ex espacio-Hacienda de la
Encarnación, puesto que, por su ubicación, era de difícil acceso para el
desarrollo de las nuevas actividades universitarias.
[2] La zona de influencia de
la UTFV está constituida por los municipios de alto desarrollo industrial,
tales como Atizapán, Cuautitlán Izcalli, Naucalpan, Tlalnepantla y las actuales
alcaldías del norte de la ciudad de México, principalmente, Azcapotzalco y la
zona industrial de Vallejo. En su conjunto, la zona de influencia de la UTFV
representa en segundo corredor industrial más grande de América Latina, después
del de São Paulo, en Brasil.
[1] Cuando llevé a mi esposa y
a mis hijos pequeños, (Ulises de doce años y Alethya Sofía de nueve), cuando
observaban detenidamente la fachada de la ex – hacienda de la Encarnación, mi
hija muy sorprendida me preguntó: ¿En ese castillo trabajas papá?
[1]
Particularmente de mencionar a dos de los personajes más importantes que iniciaron
este proyecto, y a quienes agradezco y siempre lo tendré presente por la enorme
satisfacción de haber sido invitado para colaborar en la fundación de esta
Universidad Tecnológica emblemática de la segunda etapa de este desarrollo
educativo institucional: al Dr. Guillermo Saavedra Arredondo, rector fundador y
al Lic. Guillermo Pérez Castañeda quien jugó papel muy importante en la
articulación académica y la gestión administrativa de este proyecto.
[1] Tomado de: Heras, Jesús.
(1996). Introducción al modelo educativo de las Universidades Tecnológicas.
Carpeta de formación académica de la División de Informática UTFV. (material
interno de trabajo).
[1] En
particular, presenté mi renuncia al puesto de director de la División Académica
de Informática en octubre de 2004, al entonces rector Ricardo Puente Ávila,
debido a que descubrí sus actividades corruptas, las cuales fueron la nota de
distinción durante el Gobierno de Arturo Montiel Rojas, quien designó a Puente
Ávila como segundo rector de la UTFV.
[2] Tomado de: Heras, Jesús. (1996). Introducción al
modelo educativo de las Universidades Tecnológicas. Carpeta de formación
académica de la División de Informática UTFV. (material interno de trabajo).
[3] En
marzo de 1996, fui designado como integrante de la Comisión Académica Nacional
de Informática de las Universidades Tecnológicas, debido a mi formación en el
campo del diseño curricular, cuya experiencia la obtuve de los estudios de la
Maestría en Ciencias -con especialidad en investigación educativa- en el
Departamento de Investigaciones Educativas del Centro de Investigación y Estudios
Avanzados del Instituto Politécnico Nacional.
[4] Estas definiciones conceptuales están fundamentadas en el “Libro Azul”, pero, la lógica argumentativa es
responsabilidad del autor de este ensayo, las cuales fueron tomadas de: Heras, Jesús.
(1996). Introducción al modelo educativo de las Universidades Tecnológicas.
Carpeta de formación académica de la División de Informática UTFV. (material
interno de trabajo).
[5] Un
programa universitario tradicional de licenciatura demanda entre 3,500 y 4,000
horas de clases en un modelo semestral, con duración de ocho a diez semestres.
[6] Tomado de: Heras, Jesús. (1996).
Introducción al modelo educativo de las Universidades Tecnológicas. Carpeta de
formación académica de la División de Informática UTFV. (material interno de trabajo).
[7] Tomado de: Heras, Jesús. (1996).
Introducción al modelo educativo de las Universidades Tecnológicas. Carpeta de
formación académica de la División de Informática UTFV. (material interno de
trabajo).
[8] Tomado de: Heras, Jesús.
(1996). Introducción al modelo educativo de las Universidades Tecnológicas.
Carpeta de formación académica de la División de Informática UTFV. (material
interno de trabajo).
[1] A diferencia de la
creación de otras Universidades Tecnológicas cuya fundación se configura a
petición del sector productivo de una determinada región económica del país, la creación de la Universidad Tecnológica Fidel Velázquez
surgió a petición de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), y de los
habitantes de la entonces Villa Nicolás Romero, quienes promovieron su
realización y la donación del terreno, desde agosto de 1993.
[1] Fue
hasta el 11 de septiembre de 1998, que, por el decreto No. 63, la LIII
Legislatura del Estado de México aprobó que Villa Nicolás Romero fuese
instituida con la categoría de ciudad. Ahora se llama Ciudad Nicolás Romero.
[2]
También conocido como “el martes negro”, cuando un grupo de millonarios
mexicanos transfirieron de las reservas nacionales más de 4 mil millones de
dólares al extranjero. Para el 2 de enero de 1995, prácticamente, las reservas
internacionales de dólares se habían agotado por completo, lo que provocó
incluso que la UTFV, no contara con recursos económicos para cubrir los
salarios del personal contratado.
[3] En
México, en las luchas obreras por la democracia y la libertad sindical, se
significa el concepto de "Charro" a los líderes proclives a defender
más a los patrones que a los propios obreros.
[1] Fue
hasta el 11 de septiembre de 1998, que, por el decreto No. 63, la LIII
Legislatura del Estado de México aprobó que Villa Nicolás Romero fuese
instituida con la categoría de ciudad. Ahora se llama Ciudad Nicolás Romero.
[2]
También conocido como “el martes negro”, cuando un grupo de millonarios
mexicanos transfirieron de las reservas nacionales más de 4 mil millones de
dólares al extranjero. Para el 2 de enero de 1995, prácticamente, las reservas
internacionales de dólares se habían agotado por completo, lo que provocó
incluso que la UTFV, no contara con recursos económicos para cubrir los
salarios del personal contratado.
[3] En
México, en las luchas obreras por la democracia y la libertad sindical, se
significa el concepto de "Charro" a los líderes proclives a defender
más a los patrones que a los propios obreros.
[1] En
adelante, se denotará como SEP.
[2]
Philip Coombs era el “President the International Council for Educational
Development, USA”, y Asesor Externo del Secretario de Educación Pública de
México, en ese entonces el Lic. Manuel Barlet Díaz, actual director de la
Comisión Federal de Electricidad (CFE), en el gobierno del Lic. Andrés Manuel
López Obrador.
[3] Se
refiere al documento SEP. (Agosto de 1991). Universidad Tecnológica. Una
nueva opción educativa para la formación profesional a nivel superior.
México: SEP, mejor conocido entre el equipo fundador de la Universidad
Tecnológica Fidel Velázquez como “El libro
Azul”. Cualquier referencia
posterior se denotará en este sentido.
[4] En
el decreto de creación de la UTFV, H LII Legislatura del Estado de
México, instituyó en nombre de la Universidad Tecnológica Fidel
Velázquez, en referencia a Fidel Velázquez Sánchez (1900-1997), dirigente
nacional de la Confederación de Trabajadores de México (CTM) originario de este
municipio. de México
[5]
Particularmente, me referiré al contexto del proyecto fundacional de la
Universidad Tecnológica Fidel Velázquez, (a la cual denotaré en adelante como UTFV)
debido a que, participé en éste en dos ámbitos académicos: primero como
profesor-investigador, de diciembre de 1994 a septiembre de 1995; y,
posteriormente, como segundo director de la División Académica de Informática,
de septiembre de 1995 a octubre de 2004.
[6]
Fue el 27 de diciembre de 1994 cuando se publicó en la Gaceta del Gobierno del
Estado de México el decreto No. 56, por medio del cual, la H LII
Legislatura del Estado de México aprobó la Ley de creación del
Organismo Público Descentralizado de carácter Estatal, denominado: Universidad
Tecnológica Fidel Velázquez
[1] Quiero definir esta «matriz de significación compleja» desde la
perspectiva de los principios (yo prefiero referirlas como dimensiones de
complejidad) de la complejidad planteados por Morin (2009, p.109) como: 1. El
principio dialógico; 2. El principio recursivo, y, 3. El principio
hologramático. Cfr. Morin, E. (2009). El Método 3. El conocimiento del
conocimiento. (6ª. ed.). Col. Teorema Serie Mayor. Madrid: Cátedra/Teorema.
Además de estos tres principios, yo agrego la dimensión de auto~eco~organización, tambien planteada por Morin en
su obra sobre El Método.
[3] Es decir, como el campo
social~conceptual
que condensa y articula el sentido y el significado de «buena escuela»